PREGUNTAS SOBRE LA MASTURBACIÓN

No hay ningún argumento científico que indique que la masturbación entrañe alguna problemática de salud física o psíquica. Se trata de una alternativa válida para la expresión sexual que, además, puede ser muy útil para su futuro sexual.

¿La masturbación siempre fue un tabú?

La masturbación es uno de los tabúes más acendrados en nuestra cultura; la palabra quizás provenga del vocablo latino manus stuprare, algo así como cometer estupro contra uno mismo utilizando las manos. Si tenemos presente que el término estupro conlleva una acción vergonzosa o infamante, queda a la vista la censura que la palabra masturbación lleva implícita. Ya que nos referimos al origen de los términos, podría citarse una curiosidad relacionada con la palabra onanismo que, como se sabe, es otra manera de nominarla. Deriva de Onán, personaje bíblico que, a la muerte de su hermano, le fue ordenado por mandato divino copular con la viuda. Para no embarazarla, el desdichado Onán, eyaculó fuera de la vagina de su cuñada; tras lo cual, por la pérdida de simiente y la desobediencia de la ley de Levirato, fue castigado por Yahvé. Podrá observarse que, en realidad, más que un acto masturbatorio fue el primer caso consignado de un método anticonceptivo -el coitus interruptus- que, como nos dice el historiador francés Philippe Ariès: «entre toda la panoplia de pócimas, de fundas fálicas, de tampones vaginales, de dispositivos y demás prácticas, sólo el coitus interruptus -el «crimen de Onán»- era responsable de la formidable inversión de la demografía contemporánea, de ese descenso de la natalidad».

¿Es algo normal en los jóvenes?

La masturbación responde a una pulsión, a una necesidad de reconocimiento corporal o de satisfacción del deseo a través de caricias en los genitales. No me refiero solamente a la etapa puberal: también lo vemos en los niños muy pequeños, que incluyen el hecho de tocarse entre sus juegos más recurrentes. Hay quienes piensan que esta actividad en los pequeños debería reprimirse, pero el castigo del toqueteo o de la autoestimulación genital no tiene ninguna utilidad ni resultado positivo: en la práctica no resulta.
En este sentido podría citar una infinidad de recursos aberrantes que se probaron con ese fin:

Atarlos con sogas y cadenas.
Quemarles las manos con ladrillos calientes.
Sujetar el pene con unos bragueros o atarles campanillas.
Cinturones de castidad.
Jaulas con clavos, rodeando el pene, que lastimaban al erectar.
Operaciones mutilantes y castratorias.
Clitoridectomía -extirpación del clítoris- en la mujer.
Cauterización de la médula dorsal para desensibilizar los genitales.

¿Se puede disfrutar más con la masturbación que con el coito?

No es raro que esto ocurra, la mayoría de las investigaciones indica que acostumbra a ser así en muchas mujeres, en especial desde el punto de vista estrictamente físico. Razones, hay algunas, usted puede fantasear con calma y serenidad, conoce su propio ritmo, explorar su sensibilidad sin depender de otra persona… Dejar de masturbarse es perder una oportunidad inmejorable para conocer a fondo su propio cuerpo.

¿Cómo puede afectarnos la frecuencia en que realizamos la masturbación?

No hay ningún argumento científico que indique que la masturbación –incluso si es frecuente- entrañe alguna problemática de salud física o psíquica. Se trata de una alternativa válida para la expresión sexual que, además, puede ser muy útil para su futuro sexual.

Los conocimientos que obtiene ahora de su propio cuerpo y la sensibilidad erótica, las fantasías que multiplican el placer, todo ello deberá transferirse a sus relaciones con otras personas y, por lo tanto, constituye una posibilidad más para sus futuras fuentes de placer.

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